Cambios o reforma tributaria
Debo reconocer que la diferencia entre cambios y reforma tributaria da para largo, lo que además es un debate inútil. Lo importante es que se ha puesto en boca y pluma de muchos este interesante y complejo asunto.
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Franco Brzovic
Debo reconocer que la diferencia entre cambios y reforma tributaria da para largo, lo que además es un debate inútil. Lo importante es que se ha puesto en boca y pluma de muchos este interesante y complejo asunto.
Diferentes medios han emitido opiniones variopintas de un gran número de personalidades, y no tanto, en el ámbito nacional como internacional. Sin embargo, hasta la fecha en nuestro medio no hay proposiciones concretas, sino meros “aproaches”, o generalidades, sin más. Lo importante al final es definir qué es lo que se persigue con estas reformas: mayor recaudación, equidad, simplicidad, etc., o bien una combinación de una o más de ellas.
Si uno de los objetivos es mejorar la recaudación, hay algunas opciones que se pueden abordar, eso sí, con más estudio. Una de ellas es “aliviar” el FUT de las empresas. Me explico. La relación entre la empresa y sus socios o accionistas permite que estos últimos decidan el momento de tributar, oportunidad que ocurre cuando retiran utilidades, a diferencia de los otros países, en que la empresa sirve ambos impuestos en forma simultánea. La carga tributaria final es similar, cambiando sólo la oportunidad, pues en Chile ambos impuestos se integrarán, como se decía, cuando sus socios hagan los retiros o reciban dividendos.
Todas las utilidades que no han sido retiradas, controladas a través de eficientes medios, y que suman varios miles de millones de dólares, no han tributado con los impuestos personales de los socios o accionistas conforme lo dicta la ley, lo que en un monto sustancial ha sido capital de trabajo que genera más impuestos. Una alternativa interesante podría consistir en que los socios retiren en forma paulatina esas utilidades a una tasa de impuesto de salida razonable.
Por otra parte, el aumento de los tramos del impuesto único al trabajo y global complementario, manteniendo o disminuyendo en forma razonable las tasas marginales podría ser otra opción de estudio.
También es posible buscar una solución a los miles de juicios tributarios que se anularon hace algunos años. Probablemente ni siquiera se exija ley, sino decisión administrativa, en vista que los tributos no han sido fijados definitivamente por haberse reclamado por sus titulares.
Parece ser necesario revisar adecuadamente los beneficios de zonas extremas o especiales, pues los incentivos actuales representan distorsiones importantes, especialmente en el IVA. Hay muchos casos que esos beneficios se han esfumado para el consumidor final por encontrarse equivocadamente enfocados o bien por su complejidad.
Finalmente y apartándome de la recaudación, quién sabe pueda ser interesante que las empresas paguen su impuesto en forma progresiva. A más utilidades mas impuestos, estableciendo un límite del 17% u otro conforme recomienden los especialistas.
Las autoridades deberán resolver las cuestiones políticas que puedan afectar a estas sugerencias, si es que se acogen, y especialmente adentrarse en los efectos económicos de cada una de ellas, en vista de que los mecanismos legales de aplicación no representan una gran complejidad.